viernes, 30 de enero de 2015

Esencia//Presencia

Le siento aquí conmigo.

Cada noche, cuando me cambio al camisón y me cepillo los dientes, sé que está allí.

Sabe que percibo su presencia.

Ese olor tan característico suyo, tan fuerte que nubla el olfato.

Físicamente se fue hace mucho.

Pero aún siento su presencia en todos mis sentidos. 

El roce de su respiración en mi cuello. 

Los ruidos que produce en la madera al caminar. 

Su sombra que desfila por la pared cuando la luz lunar se proyecta por la ventana. 

El gusto que me deja en la boca cuando su espectro me atraviesa sin querer.

Mientras me recuesto en la almohada y miro al techo, recorro con mi mano su lado de la cama. 

Donde yace ya solo un recuerdo persistente. 

Una imagen que se ha vuelto cenizas con el tiempo. 

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Repito ésta rutina a diario. Aunque el tiempo es inválido para mí.

Mi silueta que ya se ha convertido en solo líneas, atraviesa los muros.

De lugar en lugar, observo con nostalgia al mundo de los vivos, un lugar del que fui expulsado.

Vago entre multitudes, causando escalofríos a una que otra persona más sensible que las demás.

Los perros ladran a un espacio vacío que yo ocupo en otra dimensión que no soy capaz de ver.

Permanezco en un lugar, mientras visualizo otro, sin deseos de cambiarlo.

En ocasiones, me ofrecen ayuda. Personas que me perciben sin que yo lo permita.

Les niego amablemente el gesto, ya que yo no busco ayuda.

Aunque algunos me ignoran con un miedo indisimulado.

He salvado personas y he alterado eventos con una libertad increíble. Sin explicaciones factibles.

Pero siempre vuelvo a mi hogar, ese lugar que ahora huele a ausencia.

Donde ella me acepta sin decir nada.

A medida que el reloj suena, la observó en su monogamia.

Absorta en su silencio. Recorriendo los confines de su mente.

Aspirando el humo de mi paciente presencia que es y ha sido.

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